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La muerte de Manuel Noriega dejó en el limbo la verdad sobre varios de sus crímenes

Nunca tuvo el título de presidente de Panamá, pero entre 1983 y 1989, durante su gobierno militar, muy poco se hacía en el país canalero sin la aprobación de Manuel Antonio Noriega, uno de los últimos hombres fuertes latinoamericanos del siglo XX.
El hombre que los panameños también conocían como "Cara de Piña", por causa de las profundas marcas dejadas en su rostro por el acné, falleció este lunes a los 83 años como un prisionero más de la justicia de su país, al que regresó en 2011 para ser condenado a una pena de más de 60 años por asesinatos y desapariciones durante su régimen.
Noriega había sido sometido a una delicada operación cerebral en marzo pasado. Tras la intervención, sufrió una hemorragia que obligó a los médicos del hospital Santo Tomás de Ciudad de Panamá a inducirlo a un estado de coma. Si bien luego consiguió mejorar, su condición continuó siendo reservada.

En cuanto se conoció la noticia de su muerte, el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, escribió en su cuenta de Twitter: "Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz.
Su gobierno de facto terminó cuando tropas estadounidenses invadieron Panamá en diciembre de 1989 y el antiguo informante de la Agencia Central de Inteligencia EE.UU. (CIA) pasó los siguientes 17 años de su vida en una cárcel federal de Miami, condenado por tráfico de drogas, lavado de dinero y vínculos con el crimen organizado.



Foto del prontuario de Manuel Antonio Noriega en MiamiDerechos de autor de la imagen
Image captionNoriega pagó casi dos décadas de cárcel en Miami por tráfico de drogas, lavado de dinero y vínculos con el crimen organizado.

En 2010 el exgeneral fue extraditado a Francia, donde fue condenado a siete años de cárcel también por delitos vinculados al narcotráfico.
Y no fue hasta diciembre de 2011 cuando las autoridades galas accedieron a enviarlo de regreso a Panamá, donde ya había sido condenado en ausencia por corrupción y asesinato.
Cumplía la sentencia de 60 años cuando, en enero de 2017, fue trasladado a prisión domiciliaria antes de ser sometido a la operación cerebral.

Carrera militar

Nacido en la provincia de Darién el 11 de febrero de 1934 y abandonado a muy temprana edad por su madre, Noriega optó por la carrera militar porque su familia adoptiva no podía costear los estudios de medicina a los que aspiraba.



Manuel Antonio NoriegaDerechos de autor de la imagen
Image captionLas cicatrices dejadas en su rostro por el acné le valieron a Noriega el sobrenombre de "Cara de piña".

Y gracias a una beca logró ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos, en Perú, donde se dice fue reclutado por los servicios de inteligencia estadounidenses como informante.
A su regreso a Panamá, en 1962, ingresó al ejército con el grado de subteniente, pero a los pocos años ya ostentaba la comandancia de la zona militar de Chiriquí, en el occidente del país.
Y su lealtad para con el general Omar Torrijos luego del golpe militar de 1968 fue recompensada con su nombramiento al frente del aparato de inteligencia militar, G2, lo que en la práctica lo convirtió en el segundo hombre más poderoso de Panamá.
Su relación con la CIA se consolidó durante esos años, en los también que empezaron a circular los primeros rumores que lo vinculaban con el tráfico de armas, drogas y el crimen organizado, y lo responsabilizaban por la tortura y desaparición de opositores al régimen militar.
Y luego de la muerte de Torrijos en un extraño accidente aéreo en 1981, Noriega continuó ascendiendo hasta obtener el grado de general y erigirse en comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa. Es decir, gobernante de facto de Panamá.

Informante de alquiler

Con la Guerra Fría en su apogeo, esto convirtió a Noriega en un aliado todavía más valioso para unos Estados Unidos preocupados por la influencia de Cuba en Centroamérica, el triunfo de la revolución sandinista de Nicaragua y los avances de las guerrillas del FMLN en El Salvador.





Manuel Antonio NoriegaDerechos de autor de la imagen
Image captionAl principio, Estados Unidos se hizo el de la vista gorda respecto a los vínculos de Noriega con el narcotráfico.

Y así, durante un tiempo, Washington no tuvo reparos en hacerse de la vista gorda ante el aumento de la represión de los opositores al régimen y los cada vez más numerosos indicios de su relación con otros servicios de inteligencia y con el narcotráfico.
Y es que, en palabras de un ex agente de la CIA, la agencia tenía claro que Noriega no era el tipo de hombre que se podía comprar, sólo alquilar.
Noriega, por su parte, se defendía de las imputaciones denunciándolas como maniobras de quienes querían desprestigiar a las autoridades panameñas para evitar el cumplimiento del tratado Torrijos-Carter, que le devolvería a Panamá el control del canal interoceánico después de 1999.
Pero en junio de 1987 las explosivas revelaciones del exjefe del Estado mayor del ejército panameño, Roberto Díaz Herrera, hicieron insostenible el apoyo estadounidense.





Omar TorrijosDerechos de autor de la imagen
Image captionNoriega fue acusado de tener una mano en la muerte de Omar Torrijos en un accidente aéreo, en 1981

En una entrevista a un diario local, Díaz acusó a Noriega de narcotráfico, de haber planeado la muerte de Torrijos en 1981, orquestado un fraude electoral en 1984 y ordenado la decapitación del líder opositor Hugo Spadáfora un año después.
Las revelaciones provocaron multitudinarias manifestaciones de protesta en Panamá, pero estas fueron duramente reprimidas por Noriega, quien además decretó el estado de emergencia y suspendió las garantías constitucionales.

Antagonismo e invasión






Pancarta con la caricatura de Manuel Noriega golpeando al Tío Sam.Derechos de autor de la imagen
Image captionNoriega adoptó una postura más antiestadounidense que le ganó el apoyo de sectores populares.

El Senado de los Estados Unidos reaccionó demandando su salida del poder y un año después Noriega también era acusado en un tribunal federal estadounidense por sus nculos con el Cartel de Medellín.
El hombre fuerte panameño respondió aumentando la represión y adoptando un discurso y posiciones cada vez más antiestadounidenses, que condujeron a la muerte de un infante de marina estadounidense en Ciudad de Panamá en diciembre de 1989.
Y así, el 20 de ese mismo mes, 24.000 soldados de EE.UU. invadieron Panamá para "proteger las vidas de los ciudadanos estadounidenses presentes en el país, defender la democracia y los derechos humanos, combatir el narcotráfico y asegurar la futura neutralidad del canal". Y capturar a Noriega.





Soldados estadounidenses descienden de un helicóptero durante la invasión a Panamá en 1989Derechos de autor de la imagen
Image captionLa invasión de EE.UU. a Panamá en diciembre de 1989 fue rápida y breve.

Aunque había prometido combatir a los invasores hasta el final, Noriega eventualmente buscó asilo en la Nunciatura Apostólica, pero terminó entregándose a las tropas estadounidenses el 3 de enero de 1990.
Y en Estados Unidos fue sentenciado a 40 años de cárcel, que luego fueron reducidos a 17 por buena conducta.
En prisión, el hombre descrito por sus adversarios como extremadamente cruel y supersticioso, se convirtió a la Iglesia Adventista.
En 2010 el exgeneral fue extraditado a Francia, donde se le condenó a siete años de cárcel también por delitos vinculados al narcotráfico y lavado de dinero.
Sin embargo, el gobierno francés decidió autorizar su retorno a Panamá, lo que le permitió pasar sus últimos días en su país natal, como había solicitado.
Regresó a Panamá en 2011, casi 22 después de su captura, y fue recibido con una mezcla de curiosidad, temor, y una lista de acusaciones por los abusos perpetrados bajo su mandato.
Recibió una pena de más de 60 años por asesinatos y desapariciones durante su régimen, condena que cumplía cuando fue diagnosticado con un tumor cerebral benigno.





Noriega es trasladado de la cárcel El Renacer a prisión domiciliariaDerechos de autor de la imagen
Image captionEl 28 de enero de 2017 le fue otorgada la prisión domiciliaria.

En enero de 2017 se le concedió la prisión domiciliaria en consideración a su estado de salud y en anticipación de una delicada operación cerebral para extirparle el tumor.
Tras la intervención, Noriega sufrió lo que su hija describió como "una hemorragia cerebral importante" y quedó en grave estado.
Hasta el día de su muerte, Noriega siempre negó las acusaciones en su contra.
No obstante, en 2015, el ex gobernante militar, apareció en televisión desde la cárcel para pedirle perdón a Panamá por sus "acciones" durante dos décadas de regímenes militares.
"Le pido perdón a toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones", expresó presentándose como "el último general de la era militar".
Le sobreviven su esposa, Felicidad Sieiro, y tres hijas, Thays, Sandra y Lorena.
El exdictador panameño Manuel Antonio Noriega murió este lunes a los 83 años en el hospital Santo Tomás de Ciudad de Panamá, confirmó hoy a Efe su abogado, Ezra Ángel.

"Confirmado", respondió escuetamente el abogado de Noriega, quien permanecía en una unidad de cuidados intensivos en estado grave desde el pasado 7 de marzo, cuando le fue extirpado un tumor cerebral benigno.

El otrora "hombre fuerte" de Panamá, que gobernó entre 1983 y 1989, cuando fue derrocado por una invasión estadounidense, falleció a las 23.00 hora local (04.00 GMT del martes), según los datos divulgados por los medios locales.

La condición médica de Noriega se complicó tras sufrir una hemorragia a las pocas horas de haber sido operado el pasado 7 de marzo, por lo que tuvo que ser sometido a una segunda intervención quirúrgica.

Desde entonces estaba en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Santo Tomás, el más grande del país, y han sido frecuentes los rumores de su supuesta muerte o de más complicaciones de su ya frágil salud.

Noriega fue extraditado a Panamá el 11 de diciembre de 2011, tras cumplir más de 20 años en la cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y blanqueo.

Cumplía más de 60 años de condena en la cárcel de El Renacer, a las afueras de la capital panameña, hasta el pasado 28 de enero, cuando la Justicia le otorgó un arresto domiciliario temporal para que cumpliera el pre y el postoperatorio fuera la prisión.

En 2010, la Justicia panameña abrió una nueva causa penal en su contra por su presunta responsabilidad en la desaparición, en 1970, y posterior muerte del dirigente izquierdista Heliodoro Portugal, pero el juicio se suspendió hace un año por los problemas de salud que aquejaban al exdictador.

Familiares de las víctimas creen que con su fallecimiento, a los 83 años, se han perdido las esperanzas de conocer qué es lo que realmente ocurrió años atrás en Panamá

¿Dio la orden de asesinar a un compañero de armas del que había sido padrino de bodas?

¿Dónde quedó la cabeza de un opositor decapitado? Mientras Panamá pareció indiferente a la muerte del ex dictador Manuel Antonio Noriega, familiares de las víctimas de los más horrendos crímenes que se le atribuyen al otrora hombre fuerte sintieron que con el fallecimiento se apagaba la posibilidad de conocer la verdad sobre esos hechos y de responder diversas interrogantes.

Noriega murió la noche del lunes a los 83 años en el hospital público donde permanecía desde marzo, en cuidados intensivos, tras sufrir una hemorragia luego de ser sometido a una cirugía en la que se le extirpó un tumor cerebral benigno.

Aunque nunca fue presidente, el hombre que gobernó de facto y con mano férrea, tras su ascenso como comandante en jefe del Ejército en 1983 hasta su expulsión por la invasión estadounidense seis años después, fue señalado por sonados asesinatos de los cuales resultó condenado: la decapitación del crítico Hugo Spadafora ocurrida en 1985 y el fusilamiento del mayor Moisés Giroldi y de un grupo de militares tras una fallida rebelión en 1989.

Spadafora, un médico que integró las filas de la guerrilla que llevó al triunfo a la revolución sandinista en Nicaragua a fines de los años 70, amenazaba con desenmascarar las actividades de Noriega en el narcotráfico.

"Nosotros ya lo habíamos perdonado por lo que ocurrió", dijo telefónicamente a The Associated Press Josué Giroldi, hijo del mayor Giroldi, quien lideró aquella fallida revuelta y de quien Noriega era padrino de bodas.

"Nunca confesó la verdad sobre esos hechos y esto sí nos deja en la zozobra para toda la vida", agregó Giroldi, de 37 años y quien es el segundo de tres hermanos del matrimonio del mayor fusilado.

Giroldi tuvo la oportunidad de verse cara a cara con Noriega en una audiencia judicial poco antes de la operación a la que se sometió el ex general el 7 de marzo. Allí Noriega negó haber dado la orden de fusilar a su compañero de armas y de familia.

El hijo del mayor ni se inmutó al salir de la casa el martes tras la muerte de Noriega, pero dijo que pondría un mensaje al respecto en las redes sociales.

Noriega también rechazó que mandase a decapitar a Spadafora, según indicaron el martes algunos viejos opositores que lo visitaron en la cárcel en Panamá, pero esto no lo comparte la familia Spadafora, que imploró por mucho tiempo información que diera con la cabeza de su ser querido.

Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar "Ahora Noriega enfrenta la justicia divina", tuiteó Alida Spadafora, hermana de Hugo.

"Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar". Debido a la condena por el caso de Spadafora, Francia accedió a repatriarlo en diciembre de 2011.

El ex dictador pagó más de dos décadas de cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y lavado de dinero antes de regresar a Panamá.

Noriega también enfrentaba, junto a otros siete compañeros de armas, un proceso por el crimen del opositor comunitario Heliodoro Portugal, quien desapareció en 1970 y cuyos restos fueron encontrados poco después de la caída de Noriega.

Spadafora, un médico que integró las filas de la guerrilla que llevó al triunfo a la revolución sandinista en Nicaragua a fines de los años 70, amenazaba con desenmascarar las actividades de Noriega en el narcotráfico.

"Nosotros ya lo habíamos perdonado por lo que ocurrió", dijo telefónicamente a The Associated Press Josué Giroldi, hijo del mayor Giroldi, quien lideró aquella fallida revuelta y de quien Noriega era padrino de bodas.

"Nunca confesó la verdad sobre esos hechos y esto sí nos deja en la zozobra para toda la vida", agregó Giroldi, de 37 años y quien es el segundo de tres hermanos del matrimonio del mayor fusilado.

Giroldi tuvo la oportunidad de verse cara a cara con Noriega en una audiencia judicial poco antes de la operación a la que se sometió el ex general el 7 de marzo. Allí Noriega negó haber dado la orden de fusilar a su compañero de armas y de familia.

El hijo del mayor ni se inmutó al salir de la casa el martes tras la muerte de Noriega, pero dijo que pondría un mensaje al respecto en las redes sociales.

Noriega también rechazó que mandase a decapitar a Spadafora, según indicaron el martes algunos viejos opositores que lo visitaron en la cárcel en Panamá, pero esto no lo comparte la familia Spadafora, que imploró por mucho tiempo información que diera con la cabeza de su ser querido.

Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar "Ahora Noriega enfrenta la justicia divina", tuiteó Alida Spadafora, hermana de Hugo.

"Se lleva sus secretos a la tumba, pero muchos conocen la verdad de sus atrocidades y deben hablar". Debido a la condena por el caso de Spadafora, Francia accedió a repatriarlo en diciembre de 2011.

El ex dictador pagó más de dos décadas de cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y lavado de dinero antes de regresar a Panamá.

Noriega también enfrentaba, junto a otros siete compañeros de armas, un proceso por el crimen del opositor comunitario Heliodoro Portugal, quien desapareció en 1970 y cuyos restos fueron encontrados poco después de la caída de Noriega.

"Realmente muchísimas familias panameñas no van a saber qué pasó con sus seres queridos.

Esto es triste porque no puede haber reconciliación ni puede haber paz si no se sabe la verdad de las cosas", dijo a la agencia AP Patria Portugal, hija del opositor asesinado.

Sin embargo, muchos panameños consideraron que Noriega ya había pagado lo suficiente tras las rejas; incluso, otrora enemigos, como el ex legislador de un partido civilista opuesto al régimen militar Guillermo Cochez, abogaron por que al ex general se lo enviase a casa para terminar de purgar sus condenas.

Cochez dijo que lo vio en la cárcel aferrado a la biblia y "en paz".

"Ya él había sufrido mucho", dijo Adelina de Sánchez, una pensionada de 59 años que llegó el martes a acompañar a un familiar al hospital Santo Tomás, donde murió Noriega. "Ya pagó.

¿Qué más le podían hacer? Dios sabrá qué va a hacer con él".

Hasta el momento no se ha brindado información precisa sobre la causa de muerte de Noriega y tampoco se han anticipado los planes del funeral.

El abogado del fallecido ex dictador, Ezra Ángel, dijo que por pedido de sus hijas se haría un sepelio lo más reservado posible.

El gobierno del presidente Juan Carlos Varela –el sexto en alcanzar el poder tras la transición a la democracia– aclaró el martes que será una semana normal de labores y que no corresponde declarar feriado por la muerte de Noriega porque fue designado jefe de Gobierno en 1989 pero la Justica luego declaró ilegal ese nombramiento.

Panamá suele declarar duelo nacional y feriado en los fallecimientos de ex presidentes.

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