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Cómo una sinfonía cósmica habría evitado la destrucción del sistema Trappist-1

A unos 39 años luz de la Tierra se encuentra el sistema solar Trappist-1 y sus 7 planetas. Desde su anuncio en el mes de febrero ha surgido una gran duda entre la comunidad científica. Si el sistema se muestra tan inestable, ¿cómo hacen para que los planetas no choquen entre ellos? Un sinfonía podría tener la culpa.
Según explica Dan Tamayo, de la Universidad de Toronto y uno de los investigadores que parecen haber resuelto el misterio:
Si se simula el sistema los planetas comienzan a chocar entre sí en menos de un millón de años. Esto puede parecer un tiempo largo, pero es realmente un parpadeo astronómico de un ojo, seríamos muy afortunados si descubrimos Trappist-1 justo antes de su destrucción, por lo que debe haber otra razón por la que se mantiene estable.
Tamayo y sus colegas creen haber dado con la razón. El sistema planetario de Trappist-1 tiene lo que consideran una “cadena resonante” que puede estabilizar todo el sistema. Los investigadores explican que en configuraciones resonantes los períodos orbitales de los planetas forman relaciones de números enteros.
Se trata de un principio muy técnico cuyos ejemplos los podemos encontrar en la forma que Neptuno orbita el Sol tres veces en la cantidad de tiempo que le toma a Plutón orbitarlo dos veces. Y no es nada malo para Plutón, de hecho, al contrario no existiría.

En este caso concreto, puesto que las órbitas de los dos planetas se cruzan, si las cosas se dieran de forma aleatoria chocarían, pero debido a la resonancia las localizaciones de los planetas entre sí se siguen repitiendo. Es lo que denominan como un “patrón de repetición rítmica”, el cual asegura que el sistema permanezca estable durante un largo período de tiempo.

Trappist-1, una nueva “sinfonía”



Con el sistema solar descubierto se dan una serie de parámetros diferentes al caso de Plutón y Neptuno. Trappist-1 lleva este principio “rítmico” a un nivel completamente distinto, con los siete planetas en una misma cadena de resonancias. Para ilustrar esta configuración el equipo creó la animación que vemos justo encima en la que los planetas tocan una nota de piano cada vez que pasan delante de su estrella anfitriona y un tambor que golpea cada vez que un planeta se adelanta a su vecino más cercano.
Debido a que los períodos de los planetas son relaciones simples entre sí, su movimiento crea un patrón de repetición constante que es similar a cómo tocamos música. 
Las frecuencias simples son también lo que hace que dos notas suenen bien cuando se tocan juntas.
Tamayo recuerda que la aceleración de las frecuencias orbitales de los planetas en el rango de audición humana produce un tipo de sinfonía astrofísica, pero también recuerda que se está tocando a casi 39 años luz de distancia. Según el investigador:
La mayoría de los sistemas planetarios son como bandas de músicos aficionados que interpretan sus partes a diferentes velocidades. Trappist-1 es diferente, es como una super banda con los siete miembros sincronizando sus partes en un tiempo casi perfecto. Eso sí, incluso las órbitas sincronizadas no sobreviven necesariamente mucho tiempo.
Increíble. Ya sabíamos que más allá de nuestro sistema solar habían toda una sinfonía cósmica. Ahora parece que esa melodía del espacio es capaz de mantener a los planetas alineados evitando una colisión fatal entre ellos. 

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