Todo esto se ve muy lindo, pero nos gusta imaginar que detrás de cada coronación hay un tráfico de influencias o al menos la especulación de las demás presas acerca de que lo hubo. Perdón, tenemos la mente acostumbrada.
La mayoría de quienes participan en el Miss Primavera entraron a la cárcel por cargos relativos al tráfico de drogas. Típico: la niña bonita atraída por los tipos malos que termina ayudando a su polémico amado a hacer dinero para supuestamente salir adelante juntos. Claro que algunas habrán sido las mentes maestras detrás de las operaciones, nunca se sabe…
Este año la ganadora de la corona y del codiciado título de Miss Primavera fue la reclusa Irina Aiupova. En la edición 2017 del certamen participaron finalmente ocho damas de diferentes partes de Rusia.
Lo más hermoso es que como no se trata de un concurso de belleza tan frívolo como los del mundo exterior, en este el talento vale y a una reclusa no le basta con ser bonita para ganar, sino que hay que producir un buen vestuario con una perfomance adecuada y una gracia destacable para impresionar al jurado.
Cada participante tiene derecho a salir cuatro veces al escenario delante de familiares, directivos del penal y otras reclusas, por cuanto deben aprovechar cada momento para acumular la mayor cantidad de puntos. Claro que ya nos está pasando por la cabeza el tráfico de influencias típico de toda cárcel, el chantaje de una carcelera hacia una rea a cambio de favores sexuales o el típico proceso de operación colchón para ganar. Pero eso es solo especulación en base a la premisa de que nada es color de rosa.
También se nos ocurre que una vez anunciada la ganadora, las demás presas murmuran que eso fue porque es la amante de la que manda en la cárcel o porque colaboró con una investigación. Nadie sabe, nunca se sabe.
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