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Cuando tu país va demasiado bien: las empresas danesas necesitan crecer, pero no hay nadie que busque empleo

Las economías del norte de Europa están dejado atrás la crisis del euro y van camino del pleno empleo, lo que significa que todos los que quieren trabajar pueden hacerlo. Pero el curioso caso de Dinamarca demuestra que una tasa muy baja de desempleo puede ser una traba para el crecimiento.
El New York Times pone un ejemplo. Sjorring Maskinfabrik, un fabricante de piezas de tractor que busca soldadores cualificados pero no los encuentra: todos están trabajando ya. La empresa había firmado un contrato de más de medio millón de euros y ha tenido que retrasar el pedido —tres veces.
Más de un tercio de las empresas danesas tienen problemas para cubrir los puestos de trabajadores cualificados: abundan vacantes para informáticos, ingenieros, mecánicos, electricistas y carpinteros. Los empresarios intentan atraerlos con salarios más altos, pero muchas firmas se han visto obligadas a reducir su producción, rechazar pedidos y renunciar al crecimiento.



En Dinamarca —una nación industrial y avanzada—, el pleno empleo se ha convertido en un obstáculo para la recuperación. El pequeño país de menos de seis millones de habitantes tiene una tasa de paro del 4,3%, lo más bajo que puede caer antes de empezar a generar inflación (hace una década, el desempleo bajó a un 2,4% y causó una espiral de salarios insostenibles).
Por experiencia, los daneses saben que algo demasiado bueno puede ser malo. “Si se prolonga, la escasez de mano de obra afectará gravemente al crecimiento del país”, comenta el dueño de Sjorring Maskinfabrik. Pero la escasez de mano de obra no solo tiene efectos en el crecimiento: también puede producir efectos colaterales en la economía como una caída de la productividad (los trabajadores cambian de empleo con más frecuencia).
¿Y qué hace el gobierno? Mientras la oposición socialdemócrata propone crear oficinas de empleo en España y el resto del sur de Europa (los ciudadanos europeos no necesitan visa para trabajar en Dinamarca), el gobierno prueba a mitigar la tensión aumentando la edad de jubilación en función de la esperanza de vida. Por su parte, algunos empleadores han recurrido a los refugiados, pero son pocos los que están cualificados.
Por ahora, los daneses parecen dispuestos a aceptar un crecimiento lento a cambio de salir de la recesión. A pesar de su espectacular recuperación, la economía danesa solo crece un 1,2% al año. “Si no podemos estimular la oferta de mano de obra, tendremos que conformarnos con menores tasas de crecimiento”, dice Steve Nielsen, director de la Confederación Danesa de la Industria, la mayor cámara empresaria del país. [New York Times]

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