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Patentan el uso de las cenizas del café contra la psoriasis


Hace 65 años, Feliu Pont vendió su saxo, con el que actuaba en la orquesta Montecarlo, para comprar cuatro sacos de café. Fueron el germen de una empresa, Cafés Pont, que se ha convertido en referente en el sector, con más de un centenar de empleados y una reconocida trayectoria internacional. Culminado su proyecto empresarial, este veterano del negocio del café, que acaba de cumplir los 88 años, topó, en 2005, con un nuevo reto al descubrir, de forma casual, un remedio contra la psoriasis, enfermedad inflamatoria de la piel que se produce por un mal funcionamiento del sistema inmunológico y para la que no hay cura.


Tras descubrirse manchas rosadas por todo el cuerpo, el médico le diagnosticó la dolencia y le confirmó que estaría encadenado a ella de por vida. Pont, de espíritu inquieto por naturaleza, no solo no se conformó con el diagnóstico sino que siguiendo su intuición decidió probar en sus propias carnes una potencial solución: aplicar las cenizas derivadas de la combustión de la cáscara del café, con un potente efecto de secado, en sus manchas. El resultado fue, según explica, sorprendente.
«Me traté una mancha con la pomada que me recetó el médico y otra con las cenizas. La primera no desapareció y la segunda sí», explica Pont. «Me apliqué las cenizas cada día en las manchas y en un mes y medio desaparecieron; hasta ahora», relata el empresario. Desde entonces, 1.805 personas han pasado por su pequeño despacho ubicado en la sede central de Cafès Pont, en Sabadell (Barcelona), buscando el preciado elixir, que desde hace unos meses se comercializa en cerca de 300 farmacias catalanas como «CeniPont».

Alto poder de secado

Rodeado de fotos, molinillos de café y papeles, sobre todo papeles, este cafetero explica a ABC cómo se le ocurrió utilizar las cenizas del café para combatir la enfermedad. «Sabía perfectamente, porque lo había experimentado, que estas cenizas tienen un alto poder de secado. De pequeño, sumergía a las moscas en un vaso de agua y después les tiraba las cenizas en las alas y éstas volvían a volar en segundos», relata el empresario.
Feliu Pont rehúye el término de curandero. «La palabra curar aplicada a la psoriasis es una osadía, aunque soy fiel a la verdad cuando afirmo que no me consta que a ninguna de las personas a las que he extendido mi remedio no le haya funcionado», dice Pont. Asegura que «nunca» ha pretendido hacer negocio con su fórmula. Más de la mitad de las personas que han pasado a visitarle pueden dar fe de ello.
«A 1.705 de las 1.805 personas que han pasado por mi despacho les he regalado el producto, yo no he ganado nada», dice Pont, que en 2015 tras un intenso periplo de años buscando aval científico ha logrado patentar el producto com o «producto cosmético».
Lo primero que hizo fue pedir un informe técnico sobre la composición de las cenizas. Para ello, recurrió a un equipo de expertos de la Universidad Politècnica de Catalunya (UPC).El informe, consultado por este diario, revela que las cenizas están integradas por potasio, calcio, magnesio, azufre y fósforo. El análisis de la Politècnica revela que la muestra «no ha dado respuesta ninguna de producto orgánico».

Efectividad del producto

«El hecho de que todo sean compuestos inorgánicos y ninguno orgánico, es positivo, porque no pueden degradarse», apunta Pont.
Para demostrar la efectividad de su producto, Pont recurrió a una consultora internacional dedicada a la evaluación clínica de la tolerancia y de la eficacia de productos cosméticos y parafarmacéuticos, y realizó sendos informes, a los que ha tenido acceso ABC. En el primero, la empresa evaluó la tolerancia del producto en 11 sujetos con la piel sana , y el resultado fue que «tenía una buena compatibilidad cutánea» sin apreciarse ninguna reacción en los testados. El segundo informe, realizado por la misma empresa, se testó en una muestra más amplia de 21 pacientes, todos con distintos grados de psoriasis y el período de testado fue más amplio, de 16 semanas.
Los resultados fueron contundentes. El informe, también consultado por este diario, concluye que globalmente, en todos los casos, «el producto se ha mostrado eficaz al lograr reducir la proliferación de las placas de psoriasis, su grado de inflamación y suavizar la textura de las mismas».
Otro estudio realizado por una empresa privada con sede en Madrid, apunta las mismas conclusiones, constatando así la eficacia del producto. Con los tres informes en mano y el de la Politècnica de Cataluña, Feliu Pont reclamó la patente del producto y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos le concedió en 2015 la patente del producto. Lo avaló para uso cosmético. Desde entonces, las milagrosas cenizas están en casi 300 farmacias catalanas y ya son varios los países interesados en probar este innovador tratamiento.

Rusia y Corea, interesadas

«Estoy desde hace meses en negociaciones con varias empresas de Argentina, Polonia y Corea que se han mostrado interesadas en las cenizas, aunque hasta que no cierre un acuerdo no puedo desvelar el nombre», explica el empresario, que esta misma semana ha iniciado también contactos con una firma de Rusia para exportar su tratamiento.
«No pretendo hacer negocio con este tema, está claro. Pero sí acercarlo a muchas personas que como yo han sufrido y sufren esta enfermedad», apunta Pont. Centenares de imágenes del «antes y después» de personas que acudieron a él en una fase aguda de la enfermedad y han logrado mejorarla avalan la eficacia de su remedio. Emotivos correos acompañan las fotos.
«Me ha salvado la vida. Estoy emocionada. Por fin podré enseñar mis piernas después de 40 años», le dice a Pont una mujer que desde muy joven se vio señalada por la enfermedad.
El empresario enseña satisfecho sus desgastadas carpetas con el nombre y número de cada uno de sus casi 2.000 pacientes, entre los que se encuentra una monja Colombiana y, según afirma, «varios médicos barceloneses». Todos supieron de la existencia de su remedio gracias al «boca oreja».
Así llegó a dos conocidas multinacionales farmacéuticas que mostraron interés por las cenizas. Pont prefiere, por ahora, no desvelar su nombre.






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